Malezas

Un dolor de cabeza

La rama negra resiste al glifosato y genera grandes dolores de cabeza. El control temprano es fundamental para evitar su desarrollo y diseminación

INTA
15 de Mayo de 2014

Dentro del numeroso grupo de malezas tolerantes a glifosato, la “rama negra” o “carnicera” se ha transformado en un problema importante en los barbechos de los cultivos estivales de la pampa húmeda. En los relevamientos se suelen encontrar Conyza bonariensis y Conyza sumatrensis.

Conyza bonariensis tiene una floración muy anticipada, algunos individuos pueden llegar a florecer a mediados de octubre, mientras que C. sumatrensis lo hace hacia fines de enero, principios de febrero.

Estas especies presentan algunas diferencias entre sí, C. bonariensis tiene menor altura (máximo 120 cm) con respecto a C. sumatrensis, que cuando crece sin disturbios (costado de rutas o caminos) puede alcanzar los 200 cm.

La población de malezas emergida en otoño transcurre gran parte del invierno como roseta, cuando acumula energía para soportar las bajas temperaturas. En cambio, el flujo de emergencia de primavera sólo permanece unos días en este estado, y con el incremento de la temperatura comienza rápidamente a elongar el tallo.

Una de las causas más importante en la interrupción del ciclo de estas malezas es el corte de los individuos durante la cosecha de aquellos que todavía no han logrado fructificar.

Cobertura

La cobertura del suelo proporcionada por el rastrojo de cultivos invernales (trigo, avena o cebada) reduce significativamente el número de individuos presentes de las especies de Conyza spp. en relación al barbecho químico.

Considerando que las semillas de Conyza spp. requieren de luz para germinar, es probable que la presencia de plantas verdes del cultivo interfieran en la germinación de las semillas. Si bien todos los cereales actúan reduciendo la germinación de malezas, se sabe que el rastrojo de avena, después de la desecación, es más persistente, por lo que prolonga el control en el tiempo.

Momento de control químico

En base a distintas experiencias de campo se ha encontrado que el control químico es más efectivo cuando se realiza entre 90 y 60 días antes de la siembra (DAS), coincidente con el estado de roseta y 15 cm de altura. En cambio, cuando el control se retrasa hasta 30 DAS, la efectividad disminuye marcadamente.

A medida que se incrementa la altura de la planta disminuye la eficacia del control químico, cualquiera sea el modo de acción empleado. El punto de inflexión para esta caída parece ser 15 cm.

Consumo de agua

Otro factor de interferencia de “rama negra” sobre el cultivo es el consumo de agua. Estudios realizados en Entre Ríos reportan (con 16 plantas m2 de Conyza spp a los 60 días de la siembra) una caída en la biomasa aérea y radicular en la soja del 70% y 50% respectivamente (respecto de un testigo sin competencia. Para evitar esta competencia, sobre todo en años los secos, es importante la realización de un barbecho temprano.

Hormonales

Los herbicidas hormonales en general han demostrado ser efectivos para el control de esta maleza. Si se establece un ranking de éstos, se puede decir que el que lidera el mismo es 2,4-D, seguido por fluroxipir, luego dicamba y picloram.

Estos dos últimos son eficaces pero aumentando sensiblemente las dosis empleadas, por ejemplo hay que aplicar 250 cm3 de picloram y 400 cm3 de dicamba para obtener el mismo resultado logrado con dosis normales de 2,4-D.

Es importante remarcar que cuando se mezcló 2,4-D con dosis recomendadas de dicamba o picloram se incrementó el control residual.

Triazinas

En cuanto a las triazinas (atrazina, prometrina y metribuzin), la aplicación de atrazina en combinación con glifosato 90 y 60 DAS controla la gran mayoría de las malezas presentes al momento de la siembra de soja. La atrazina se sugiere en dosis de 1000 a 2000 gramos de ingrediente activo por ha para el control de nuevas emergencias de C. bonariensis y C. sumatrensis, no obstante se debe tener en cuenta que es un herbicida no recomendado para su uso en barbecho de soja. De emplearse se debe posicionar temprano no más allá de la primera quincena de junio.

El aporte de la genética

En los últimos años surgió un nuevo paquete tecnológico asociado a la introducción en el mercado de sojas tolerantes a sulfonilureas (sojas STS) y su utilización está ligada la mezcla comercial de sulfometuron + clorimuron. Este herbicida se debe emplear en un contexto de barbecho temprano (fines de mayo a principio de junio), además presenta controles muy efectivos para raigrás resistente a glifosato.

Existe otra combinación de dos sulfonilureas, como mersulfuron + clorsulfuron, cuyo uso se recomienda para barbechos largos. Si es usada en este contexto no es necesario utilizar variedades de soja STS. Por el contrario, si se aplica cerca de la fecha de siembra inexorablemente hay que volcarse hacia el empleo de sojas STS.

En el año 2013 se lanzó otra mezcla comercial de dos herbicidas, pero en este caso de dos ALS, thiencarbazone metil + iodosulfuron. Al igual que las mezclas anteriores, tiene muy buen control como preemergente de “rama negra”. Si se aplica 30 días antes de la siembra no es necesario utilizar variedades STS.

Es fundamental remarcar y recordar que en el caso de hacer otro tratamiento químico durante el barbecho, no se debe emplear otro herbicida perteneciente a las ALS. Este modo de acción desarrolla muy rápidamente resistencia en las malezas. En el mundo ya hay más de 380 biotipos de diferentes especies resistentes a algún herbicida representante de este mecanismo de acción.

Cuando ya nos dormimos

Como regla general, cualquier herbicida con acción residual requiere de por lo menos 25 mm para incorporarse a la solución de suelo y actuar.

En presiembra de los cultivos estivales, cuando esta maleza supera los 15 cm, el número de herramientas para su control se restringe sensiblemente. Para estos casos se sugiere el tratamiento secuencial, más conocido como “doble golpe”, que consiste en producir un desacople de los procesos de degradación e inhibición de translocación que la maleza realiza luego de la primera aplicación o “primer golpe”, que generalmente son glifosato + hormonales (2,4-D) o glifosato + diclosulam. 

El “segundo golpe” se debe realizar con herbicidas de contacto que tengan un efecto quemante relativamente rápido (Paraquat, Paraquat + Diuron, Glufosinato de amonio o Flumioxazi).

De esa manera se impide el proceso de fotosíntesis con el cual la maleza obtiene la energía necesaria para degradar e inhibir la translocación del primer tratamiento. Además, no se debe realizar más allá de los 10 días luego de la primera aplicación, ya que al dejar transcurrir más tiempo se estaría dando tiempo a que se produzcan los procesos antes descriptos.

La técnica de doble golpe se posiciona claramente como “rescate” para aquellos lotes en donde por alguna circunstancia (falta de monitoreo, arrendamiento tardío, etc.) no se pudo realizar un tratamiento químico en tiempo y forma, debería ser entonces una excepción en el control de “rama negra” y no una norma.


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