Mayor eficiencia para la cebolla
Cientìficos del INTA aseguran que el cultivo de cebolla con cobertura aumenta la eficiencia de la siembra y contribuye a aprovechar los recursos hídricos.
Argentina es pionera en materia de siembra directa y el 80% de la superficie cultivable ya se encuentra bajo este sistema que promueve la conservación del suelo y el agua, y está relacionada con la protección que brindan los rastrojos en superficie. Desde hace dos años, investigadores del INTA Hilario Ascasubi y la cátedra de Maquinarias Agrícolas del Dpto. de Agronomía de la UNS, están realizando diversas pruebas sobre varias coberturas para el cultivo de cebolla, para disminuir los riesgos de erosión eólica y aprovechar mejor los recursos hídricos que en algunas temporadas son muy escasos.
“En el valle bonaerense del río Colorado, la zona de producción más grande del país, durante la época de establecimiento de la cebolla es habitual la ocurrencia de días ventosos que pueden perjudicar al cultivo, al punto de demandar una resiembra o incrementar el número de riegos para atenuar sus efectos. Estas condiciones sumadas a la escasez de agua que viene afectando a la región, pone a la siembra de cebolla sobre cobertura en un lugar que adquiere cada vez mayor relevancia”, amplía la ing. agr.. Verónica Caracotche, de la Agencia de Extensión Rural M. Buratovich, INTA H. Ascasubi
“Sembrar la cebolla sobre una cobertura es una práctica cada vez más habitual. No sólo en cebolla sino en otras hortalizas, de hecho en Brasil (por problemas diferentes a los nuestros) también la están evaluando”, continúa. La siembra sobre cobertura no depende de la superficie a cultivar, sino que se relaciona con las zonas donde hay fuertes vientos en el momento de la siembra, y escasez del agua de riego, como en este valle, que se irriga con el río Colorado que es de régimen nival, es decir que su caudal depende del aporte del deshielo de la nieve de la cordillera. En los últimos años no ha nevado lo suficiente, lo que hace que la disponibilidad de agua para riego sea cada vez menor.
El problema del viento es importante. La cebolla normalmente se siembra en un suelo muy trabajado, refinado y totalmente “desnudo”, es decir sin malezas ni cascotes. Una vez sembrado, si el viento es fuerte y el suelo está seco, se vuela toda la capa superficial y con ella las semillas. Muchas veces el productor debe volver a sembrar. La ventaja de tener el suelo cubierto permite atenuar el efecto del viento y evitar la práctica de regar para mantener la superficie húmeda, método que se suele usar para evitar estas “voladuras”. Esto constituye un gasto de agua innecesario desde el punto de vista del cultivo. La cebolla no requiere tantos riegos en su emergencia. Finalmente tener el suelo cubierto también mejoraría el control de las malezas.
La cobertura se siembra unos meses antes que la cebolla para que alcance un buen grado de desarrollo que cubra el suelo. Por ejemplo, en este caso se usaron vicia y avena o centeno, y las siembras se hicieron en febrero-marzo, se secaron en mayo-junio y la cebolla se siembra fines de julio – agosto. En todos los casos, el volumen de residuos aportados fue bueno, sin embargo difieren en su tiempo de permanencia. La cobertura de vicia ofrece ventajas por el aporte de nitrógeno al suelo. Uno de los aspectos que marcó la diferencia entre las situaciones planteadas fue el control de las malezas, manejo que requiere especial atención desde los preparativos para la siembra de la cobertura.
Como la cobertura se seca previamente, por lo menos un mes antes de la siembra de cebolla, los cultivos no compiten por el recurso hídrico. Cuando la cebolla se siembra, la cobertura debe estar muerta, seca. Solo tiene un cierto volumen de “paja” que cubre el suelo. “Si nos atrasamos mucho en el secado, ese cultivo de cobertura también nos va a consumir la humedad que nosotros queremos aprovechar para la germinación de la cebolla”, advierte la agrónoma, “Conservar la humedad antes de la siembra de la cebolla es muy importante en nuestra zona ya que nosotros no disponemos de agua de riego durante todo el año. Desde mayo a julio el agua está cortada, se hace la limpieza de los canales y también se aprovecha para su ahorro. Por eso las siembras aquí empiezan en agosto, que es cuando vuelve el riego”.
Esta práctica se puede aplicar a cualquier variedad de cebolla, y cualquier hortaliza que se siembre en las condiciones descriptas y en la época mencionada.
Siembra y cosecha
Una de las primeras dificultades que encontró este grupo de investigadores fue la siembra de un cultivo hortícola con herramientas que no fueron diseñadas para tal fin. Para sortearla, optaron por usar una sembradora de grano fino de siembra directa adecuadamente regulada, para que pueda transitar dejando la semilla a la profundidad deseada. En esta tarea, cumplen un rol fundamental las ruedas limitadoras. “En las experiencias hechas en el INTA, se probaron diferentes modificaciones en los trenes de siembra, quitando las ruedas tapadoras, tapando y aprisionando la semilla con una colita de castor o una rueda pisa grano”, cuenta Caracotche, “De esta forma, se realizó una siembra simulando un surco profundo, más protegida de las inclemencias climáticas, con mejores condiciones para que la semilla germine sin riego, o con un solo riego de bajo volumen. También se ensayaron diferentes cuchillas con el fin de poner énfasis en el órgano labrador de la sembradora”.
La cosecha propiamente dicha es la misma que en cualquier sistema de siembra de cebolla. Es decir, los bulbos deben ser desarraigados y apilados. En el caso de las siembras tradicionales, los camellones donde se siembra el cultivo se alternan con los surcos de riego. Por ahí circulan las ruedas del tractor que se usa para la cosecha. En el caso de las siembras con cobertura, se siembra todo el lote en plano, y al no quedar huellas para el tractor, se pisarían muchos bulbos en la cosecha. Para evitarlo, hay que adicionarle una herramienta delante de las ruedas del tractor que vaya despejando o moviendo los bulbos hacia los costados.