Australia y Argentina, dos estrategas por el cambio climático
En el Congreso de Aapresid, el Simposio del Agua puso el foco en la necesidad de trabajar en la adaptación al cambio climático.
09-08-2018 El XXVI Congreso de Aapresid tuvo en cuenta para su Simposio del Agua las estrategias que tomó un país como Australia para adaptarse al cambio climático, y los hechos que llevaron a Argentina en un camino similar, de cara a los desafíos que se presentan.
Tony Oakes, director de Rubicon, explicó los métodos para maximizar la eficiencia del recurso hídrico y planteó la prioridad de generar estrategias de adaptación al cambio climático, basándose en la experiencia de Australia.
La empresa que él dirige provee soluciones tecnológicas para permitir a los operadores maximizar el uso beneficioso de los recursos de agua disponible. Ponen al alcance sistemas que permitan la renovación de infraestructura existente para mejor eficiencia de la distribución y recuperar los volúmenes para uso productivo.
Esa tecnología consta de automatización inteligente de canales de distribución de agua y medidores de flujo de agua automatizados de alta precisión, algo que se detectó a partir del dato de que sólo un 37% del agua de los diques llegaba efectivamente a ser aprovechada por el cultivo. Hoy, la eficiencia global llega hasta un 80%.
En su exposición, Oakes explicó el origen de los acuerdos progresivos de administración del agua, que se fueron transformando desde 1980. Un factor principal fue la intervención del Gobierno tanto para atraer inversiones de infraestructura como para proponer principios basados en el mercado para ver el movimiento del agua a los valores de mayor uso. Como ejemplo está el desacoplamiento de la tierra del agua y la introducción de sistemas de comercio donde el agua puede ser comercializada entre productores y entre cuencas hidrográficas, tanto permanentes como temporales, que permiten proteger a los cultivos más valorados en momentos de escasez y los bajos valores de cultivos de gran escala tales como el arroz, algodón o maíz para que se produzcan cuando no hay más agua disponible.
"Tanto los avances de la tecnología como las políticas, le permitieron a los agricultores introducir reformas. La política tuvo que elaborar planes y reformas a los prodecimientos para la comercialización y la medición del agua, por ejemplo", aclara.
El empresario australiano remarcó algunas características y beneficios del riego modernizado. "Vemos que la eficiencia en distribución del sistema de canales aumentó un 25%, y de documenta eficiencia del 95%. Esto significa que tenemos agua segura para aumentar la producción o se devuelve al medioambiente", dice, y agrega: "El sistema regula -de manera autónoma- el suministro de agua al productor, y así se reducen costos y se mejora la productividad".
Por último, se refirió al uso de BigData como herramienta fundamental en la actualidad, destacando principalmente que permite satisfacer de manera óptima las necesidades de agua de las plantas, y que hoy está al alcance de mucha gente, con redes de sensores que miden la humedad de los suelos, y mejorando la precisión de los pronósticos meteorológicos. "Lo más importante es que brinda información transparente, oportuna y concisa".
En el taller se firmó además un Acuerdo de Colaboración entre Aapresid y la Facultad de Ciencias Agrarias de Balcarce, para comenzar con un Posgrado en Riego Extensivo.
Para el cierre, el segundo Simposio del Agua contó con la presencia de Betina Laurenzano, directora Provincial de Fiscalización Hídrica de Neuquén, que contó los inicios del Consejo Hídrico Federal, que sentó las bases de las políticas hídricas federales y compatibilizó la gestión del agua en todas las jurisdicciones, respetando los dominios originarios de las provincias, que son quienes administran y gestionan estos recursos.
La funcionaria explicó que, desde su conformación en 2003, el organismo fijó algunos conceptos que permiten hoy plantear nuevas estrategias para adaptarse al cambio climático, como establecer al agua como recurso renovable, escaso y vulnerable; conformar el ciclo hidrológico del agua, ver la parte superficial asociada a la subterránea, pensar la articulación necesaria entre la gestión hídrica y la ambiental y territorial; saber adaptarse a los impactos tanto por exceso como por déficit de agua; y determinar al agua como factor de riesgo para emprender una gestión integrada del manejo de los recursos.