Suelos y sustentabilidad

En la Argentina, se pierden US$ 30 millones al año por erosión hídrica

Cerca del 26 % del país, equivalente a 72 millones de hectáreas, tiene niveles de degradación que afectan el rendimiento anual de soja, maíz y trigo

INTA
13 de Diciembre de 2017

13/12/17-La pérdida de suelo es el principal problema que compromete la sustentabilidad de todos los sistemas productivos del país, con un impacto económico sobre el rendimiento anual de los cultivos estimado en US$ 29,9 M. Esta pérdida, calculada para soja, maíz y trigo, es acumulativa y, por lo tanto, ascendería a US$ 1.645 M en una década.

Los valores surgen del libro "Estimación de la pérdida de suelo por erosión hídrica en la República Argentina", que llevaron a cabo especialistas el Instituto de Suelos del Centro de Investigación de Recursos Naturales del INTA. Se trata de la primera investigación realizada a escala nacional en los últimos 30 años, con la finalidad de contribuir al ordenamiento y manejo sustentable de los suelos.

Según este estudio científico, alrededor del 26% del territorio argentino, equivalente a 72 millones de hectáreas, presenta niveles de erosión hídrica que superan las tasas tolerables, es decir, que afectan la salud de los ecosistemas. Esto indica un agravamiento del problema, ya que el último estudio efectuado en 1988 estimó que la superficie afectada era de 25 millones de hectáreas, 47 millones de hectáreas menos respecto de la actualidad.

La consecuencia inmediata de la erosión del suelo "es una disminución de la productividad agrícola, debido a la pérdida de nutrientes, a su deterioro físico y a la pérdida de profundidad", indicó Juan Gaitán, especialista del Instituto de Suelos del INTA y uno de los autores del trabajo, quien puntualizó: "En casos extremos, puede implicar la pérdida total del suelo".

De acuerdo con el estudio, la tasa media de erosión actual de los suelos, que considera todo el territorio nacional, equivale a seis toneladas por hectárea al año. Esto representa aproximadamente una capa de 0,5 milímetros de espesor que se pierden al año.

En tanto, los especialistas reconocen que existen fuertes diferencias entre las regiones del país. Cerca del 60% del país presenta bajas tasas de erosión, menores a dos toneladas por hectárea por año, sobre todo en regiones con alta cobertura vegetal de pastizales naturales, bosques y selvas.

Por su parte, alrededor de un 12% del territorio presenta tasas de erosión mayores a 10 toneladas por hectárea por año, principalmente en las regiones áridas y semiáridas con fuertes pendientes y baja cobertura vegetal.

En cuanto a las pérdidas económicas por disminución de los rendimientos de los cultivos, "son relativamente bajas, si se toma el promedio del área agrícola nacional por hectárea, pero hay zonas puntuales de la pampa ondulada o del área serrana de Buenos Aires, Córdoba, San Luis, Salta y Tucumán que están muy afectadas, donde el perjuicio económico es ascendente", destacó Patricia Carfagno, especialista del instituto e integrante del estudio.

Según el trabajo científico, que demandó dos años de investigación, en la Argentina la tasa media de erosión hídrica en el área de cultivos agrícolas equivale a 3,91 toneladas por hectárea por año. En tal sentido, se toma como referencia una densidad aparente media de 1,2 toneladas por metro cúbico para toda el área agrícola -valor considerado para región Pampeana-, por lo que esta tasa se correspondería con la pérdida de una capa de 0,33 milímetros de suelo por año.

No obstante, la investigación reconoce que, además de la pérdida de rendimiento de los cultivos, la erosión provoca otros costos que "no son valorizados en números" y corresponden a "costos ambientales", causados por la pérdida o disminución de los servicios ecosistémicos que brindan los suelos.

Según María Fabiana Navarro, especialista de la misma unidad del INTA y coautora del libro, "es muy difícil establecer los costos ambientales". Por ejemplo, en el proceso de erosión, cuando el agua se lleva partículas del suelo, también se lleva partículas de contaminantes asociadas que, al llegar a los cursos de los ríos, contaminan los cuerpos de agua.

Las provincias con mayor tasa de erosión hídrica son Neuquén, Misiones y Santa Cruz. En el caso de Neuquén, la tasa media es de 22,8 toneladas por hectárea por año y constituye, aproximadamente, la pérdida de una capa de 2 milímetros de suelo por año.

Asimismo, las mayores tasas de erosión ocurren en el norte de esa provincia donde, simultáneamente, se registran fuertes pendientes, precipitaciones de moderadas a altas y una fuerte degradación de la cobertura vegetal, principalmente debido al sobrepastoreo. En tanto, las provincias con menores tasas de erosión hídrica son La Pampa, Formosa y Santiago del Estero.

Según el trabajo científico, que demandó dos años de investigación, en la Argentina la tasa media de erosión hídrica en el área de cultivos agrícolas equivale a 3,91 toneladas por hectárea por año.

Reconocer la erosión

La erosión es el desgaste que se produce en la superficie del suelo por la acción de agentes externos, ya sea el viento o el agua, o, también, puede ocasionarse por la fricción continua de otros cuerpos.

Los especialistas definen la erosión hídrica como el proceso de desprendimiento y arrastre acelerado de las partículas del suelo causado por la acción del agua, que disminuye la productividad de los suelos y afecta la salud de los ecosistemas.

La publicación señala que esta problemática involucra tres etapas donde se producen daños importantes: la preparación del material, en cuanto a desprendimiento y remoción, el transporte y la sedimentación.

"La expansión de la frontera agropecuaria contribuyó a la deforestación de amplias superficies que, antes estaban bajo bosques naturales, y actualmente están bajo agricultura", explicó Carfagno y agregó: "Aumentó la erosión hídrica, lo que se observa en el número de hectáreas que se encuentran bajo este proceso en los últimos años, información que surge del trabajo".

Pero no solo la causa es la deforestación. "También ocurre o puede ocurrir cuando hay una conversión", dijo Navarro. Consideró que cuando se pasa de "un sistema natural a un sistema antrópico, se produce de por sí un aumento, ya sea pequeño o grande, en la tasa de erosión, o, por lo menos, del riesgo de erosión". Y, aunque a veces la erosión hídrica no ocurre, "sí está presente el riesgo", subrayó.


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