ESCENARIO

Para el campo, un año partido en dos

Con la liberación del cepo, en el primer semestre habrá rentabilidad; el segundo será más complicado.

10 de Marzo de 2016

 La inminente cosecha de granos gruesos 2015-2016 trae el regalo de la liberación del cepo cambiario, la casi total eliminación de las retenciones y la falta de trabas para la comercialización. En cambio, en la segunda parte, en primavera, cuando haya que sembrar la soja y maíz, también sorgo y girasol, entre otros granos, la novedad habrá pasado y llegará el momento de extremar el afinamiento de los números del negocio agropecuario del ciclo 2016-2017. 

Teo Zorraquín, socio de la Consultora Zorraquín Meneses, y con experiencia como asesor de los grupos Crea (Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola), de las regiones bonaerenses de Dorrego y Madariaga, analizó el tema. "En la primera mitad del año se van a cosechar los frutos de 2015, cuando había un dólar más barato. Va a haber rentabilidad porque va a haber un shock de granos, que vienen de un dólar de 9 a 9,50 y ahora está a 15,40; el trigo que valía mil pesos la tonelada ahora vale dos mil pesos, es decir es un shock de rentabilidad", expuso. Mientras que "en la segunda mitad, no hay retenciones, salvo la soja con el 30 por ciento, y hay que pensar al hacer las cuentas para que la futura campaña 2016-2017 dé buenos márgenes en maíz, no muy buenos en soja, medianos en trigo", dijo Zorraquín. Al futuro de laagricultura en la Argentina, en rigor este analista lo divide en corto y mediano plazo. 

En el corto plazo, en los próximos días se está por cosechar lo sembrado en 2015: "Si los rendimientos acompañan surge que puede haber una renta muy atractiva, fruto de que una gran parte de los costos se hicieron con un tipo de cambio cercano a los 9 pesos y los granos actualmente han recibido el beneficio de la devaluación, la quita de retenciones en trigo y maíz y parcialmente en soja y la liberación de cupos o restricciones para vender", profundizó. 

Esta situación hizo que el trigo y el maíz duplicaran su valor en pesos y la soja aumentara más de un 50 por ciento. 

Si bien los precios internacionales no son demasiado atractivos, la coyuntura descripta hace que el negocio sea rentable. "No hay que perder de vista que el año que viene una parte de estos beneficios extraordinarios deberán ser pagados en forma de impuesto a las ganancias, por lo cual será clave tener claro el presupuesto financiero futuro", agregó el especialista. 

A mediano plazo, si los precios internacionales no repuntan, la agricultura tendrá una renta positiva aunque condicionada a la evolución de los costos, del valor de los arrendamientos, de la tasa de interés de los créditos y de la presión fiscal "que sigue siendo excesiva en nuestro país", indicó. 

"Lo que vale destacar para este mediano plazo es que con el gobierno anterior la agricultura estaba siendo un negocio inviable y sin expectativas", precisó. En cambio, ahora se puede pensar como países competidores y vecinos como es el caso de Paraguay y Uruguay. 

Se trata de buscar eficiencia para generar altos rendimientos, incorporando tecnología, buscar cobertura de precios en los mercados de futuro, entre otros recursos. Zorraquín prevé un retorno a la utilización de "criterios normales" para los negocios, donde luego se gana y se pierde, pero mucho más atado al esfuerzo y al riesgo propio que al de la arbitrariedad de un gobierno. "Producir alimentos en Argentina —prosiguió— es una buena base para generar empleo e ingreso de divisas, además de movilizar las economías regionales. Debe reforzarse la marca país, abrir nuevos mercados y cuidar mucho el ambiente sobre el cual todo esto es posible". En definitiva los resultados de la campaña actual van a ayudar a tapar agujeros, deudas por ejemplo, que quedaron de los ciclos anteriores, aunque algunos productores quedarán con mayor liquidez. Por lo tanto es conveniente "analizar los negocios como se hacía 10 años atrás" y no como en los últimos cuando no se podía vender el trigo, se cerraban las exportaciones y no había previsibilidad. 

Ahora hay que evaluar los rendimientos, es decir en qué ambiente se realizará el cultivo, ver la calidad técnica, cuáles son los gastos que se asumen y cómo se actúa en general además de prever qué precios habrá y que costos se tendrá para producir. No obstante, para el productor pequeño las cosas no serán tan fáciles en 2016 como tampoco se avizora en el horizonte una salida para el tambero chico en el corto plazo, aunque ese es otro tema.

La Capital de Rosario

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