Agroindustria

El biodiesel, entre dos amores: Estados Unidos y la Unión Europea

Presente y futuro a merced de los nuevos rumbos de la política de Donald Trump y los obstáculos pararancelarios del Viejo Continente,

Chacra
30 de Mayo de 2017

En el mundo existen varios debates vinculados a la producción y uno de ellos se basa en establecer cuál es manera más óptima de generar energía: las opciones son los combustibles fósiles o los de origen vegetal. Pero en los considerandos, debemos tener en cuenta la disponibilidad en el tiempo de cada una de estas alternativas y por supuesto el vínculo que existe entre esa generación y la contaminación ambiental. Allí aparecen los biocombustibles, como una respuesta para cambiar el elevado consumo de combustibles fósiles por recursos naturales renovables.

Los biocombustibles (bioetanol / biodiesel) son más amigables con el medioambiente y tienen emisiones más bajas en comparación con los derivados del petróleo. Son menos tóxicos que la sal de mesa y se biodegradan tan rápido como el azúcar.

La industria de los biocombustibles tuvo un gran desarrollo en los últimos años en Argentina y según datos de la Bolsa de Comercio de Rosario, somos uno de los principales exportadores del mundo de biodiesel. De acuerdo a los datos del año 2016, nuestro país quedó muy bien ubicado en el ranking como cuarto productor mundial (2.225.000 toneladas).

Gracias a esa "superproducción" se concretaron ventas millonarias al exterior, en particular hacia Estados Unidos, que se llevó el 89% del biodiesel argentino: de casi 1.349.000 toneladas, cerca de 1.209.000 toneladas se despacharon a EEUU y el saldo se exportó a Perú y en menor medida a Panamá. Estas exportaciones generaron ingresos al país por 948,3 millones de dólares.

La historia de las exportaciones argentinas muestra que la mayor parte de las ventas externas de biodiesel en el año 2012 se dirigían a la Unión Europea. Sin embargo, luego de la estatización por parte del gobierno argentino de la mayoría accionaria de YPF que pertenecía a Repsol (capitales españoles) comenzaron los problemas con la Unión Europea, que aumentó los aranceles para el ingreso de biodiésel argentino, y en particular con España que hasta ese momento compraba por 800 millones de dólares al año.

Ante el reclamo de los productores argentinos, la Unión Europea negó que esos aranceles constituyan una "represalia" contra nuestro país y comunicó que debían interpretarse como una decisión que se enmarcaba "dentro de los procedimientos de defensa comercial previstos y admitidos por la OMC".

Con el cierre del mercado europeo, las mayores exportaciones fueron a África (principalmente), Perú y EEUU. Pero en el 2015, la caída en las cotizaciones internacionales del barril de petróleo pusieron en crisis el mercado africano y entonces cobraron más protagonismo Estados Unidos y Perú.

La gran noticia para el sector de los biocombustibles llegó en 2015: Estados Unidos autorizaba la importación de biodiesel argentino para uso automotor. Concretamente la (EPA) Agencia estadounidense de Protección del Medio Ambiente aprobó la solicitud realizada por la Cámara Argentina de Biocombustibles (Carbio). Aprovechando la relación comercial que existía entre ambos países desde 2013 y luego de un extenso proceso de revisión bajo la presidencia de Barack Obama, se aprobó el plan presentado por los empresario argentinos, a pesar de una intensa campaña de lobby contra la autorización de las importaciones que realizó la Asociación Estadounidense de Biocombustibles (National Biodiesel Board) y la Asociación Estadounidense de Soja (American Soybean Association). Desde el comienzo el ingreso de biodiesel a EEUU tuvo sus detractores, sin embargo con algunas resoluciones internas que favorecían la importación, en 2016 se convirtió en el principal mercado para la producción argentina.

Ese mismo año, la Organización Mundial de Comercio (OMC) hizo lugar en forma definitiva al reclamo argentino por los aranceles impuestos por la UE, al igual que la Corte de Justicia Europea, por lo tanto los despachos a este destino deberían reactivarse a la mayor brevedad posible. Si bien todavía no se realizaron nuevos negocios, fuentes del sector confirman que se concretarán en el segundo semestre de 2017.

Más allá de la relación comercial que nuestro país pueda tener con sus principales compradores, existe una fuerte incertidumbre en cuanto a la evolución de las políticas de biocombustibles en todo el mundo y en particular en los Estados Unidos, donde la presidencia de Donald Trump redirecciona las políticas energéticas y medioambientales para que cobren mayor protagonismo las luchas por el petróleo y los combustibles fósiles.

Mientras tanto, de éste lado del mundo varias economías emergentes planifican ambiciosos objetivos de producción de biocombustibles. Muchos de ellos se evalúan a la luz de la evolución real en sus sectores nacionales y también de posibles oportunidades de exportación en el futuro. Fuera de Estados Unidos de América, la Unión Europea y Argentina, que utilizan en su mayoría soja como materia prima, la producción de biodiésel depende en gran medida de las políticas a seguir en los países productores de aceite de palma, sobre todo Indonesia. 

(Más información en la edición impresa de revista Chacra mayo 2017)

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