Editorial

Teléfono para el superministro 

Un relevamiento indica que el 79% de los productores encuestados está atravesando una mala situación financiera. Esta realidad está reñida con la mirada del gobierno hacia el sector, siempre dispuesto a seguir exprimiéndolo como si su presente fuese floreciente. 

Claudio Gianni
31 de Agosto de 2023

Qué bueno sería dejar de escribir sobre cuestiones queconocemos hasta el cansancio. El problema es que los que debenresolverlas se hacen los distraídos, y obligan una y otra vez atratar estos temas. Incluso se ocupan de empeorar las cosas,como si fuese una tomada de pelo. 

El agro no escapa a las generales de la ley en un país detonado. Sibien se sospechaba que las cosas estaban realmente mal, ver losnúmeros en alguna medida sobresalta el espíritu. Hablamos de losactores principales del sector más dinámico de la economíaargentina, y el semblanteo arroja resultados preocupantes. 

De acuerdo con el Ag Barometer elaborado por el Centro deAgronegocios y Alimentos de la Universidad Austral, un 79% delos productores argentinos advierten que su situación financierase ha deteriorado con relación a la última medición. Respecto delaño previo la caída es nada menos que del 57%. 

Desde luego que se debe al impacto de la seca feroz de la últimacampaña, con pérdidas muy duras para la agricultura, a lo que sesuman los meses y meses que la ganadería aguantó como pudo unescenario de precios muy deprimidos para la hacienda. Y quédecir del tambo, que cada día está más y más complicado por unescenario climático y comercial muy duro. 

Pero la debacle también tiene vinculación con la escasa empatíade esta administración hacia el sector. La lista incluye unaenorme brecha cambiaria, retenciones que se cobran aun enmedio de una campaña desastrosa como la que está terminando,volúmenes de equilibrio, precios condicionados para el extremo dela cadena más cercana al consumidor y otras bellezas por elestilo. Cansa repetirlo, pero no queda otra dado que no se ve uncambio de actitud en quienes proponen cosas como estas. 

Por eso la actual gestión de gobierno carga con gran parte de laculpa de este daño interminable al agro, aunque hay quereconocer que el hartazgo del hombre de campo alcanza en ciertamedida a todos los políticos. Un 46% de los consultados en el casoque nos ocupa opina que los candidatos a los comicios de octubreno tienen una real comprensión de los problemas del sectoragropecuario. 

Qué bueno sería que Massa y su equipo tomen nota de estepresente del campo, que comprendan el descalabro creado en losmercados agrícolas, que entiendan que las medidas que estántomando, lejos de ser una ayuda para el sector agropecuario nohacen sino aumentar sus tribulaciones. 

También se les preguntó a los productores encuestados sobre unnuevo dólar soja, que aparentemente estaría a la vuelta de laesquina, según los anuncios del candidato ministro. La mayoría deellos estarían dispuestos a vender un 25% de sus existencias yguardarían el resto ante un presente de incertidumbre, posiblemayor devaluación del tipo de cambio, unificación cambiaria, etc. 

Claro, esto se dijo en un contexto en que se imaginó una movidasimilar a las anteriores. Después de la conferencia de ayer enAgricultura, nos hemos convencido de que en realidad no sabemosnada del régimen que ahora se propone, salvo que pinta muchomás complicado que sus antecesores. Por eso, quizás, la visión delhombre de campo ya no sea la misma. 

De hecho el mercado de soja está virtualmente paralizado. Sehabla de exportadores retirándose del negocio luego de loscomentarios de ayer de la plana mayor de la cartera agropecuariarespecto del funcionamiento previsto para este nuevo esquema. Acomienzos de semana el disponible coquetaba con $145 mil, elmiércoles ya había caído a 138 mil, con chances de seguirperdiendo terreno. 

No todo es tan negativo, por cierto. Los resultados de lasprimarias indican que los espacios políticos más afines alagronegocio fueron quienes ocuparon los primeros lugares, lo cualgeneraría expectativas favorables en relación a las políticas aimplementar a partir de diciembre de 2023. Para los próximos 12meses, una cantidad importante de productores piensa que susituación financiera mejorará. 

Así, el Índice de Expectativas Futuras alcanza un valor de 124,que es una de los más altos de la serie. Con todas las dudasreferidas a la política argentina y sus ejecutores, los hombres decampo esperan un 2024 que traiga consigo cambios favorablespara el sector. En alguna medida tiene lógica, difícilmente elescenario que viene pueda ser peor que este presente.

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