Destacan el rol del Estado en la inclusión de los bioinsumos en la agenda pública
Los bioinsumos de uso agropecuario son herramientas de base biológica, macro o micro organismos, derivados y extractos de plantas, aplicados tanto en el control de diferentes plagas y enfermedades como en la fertilidad de los suelos.
La inclusión de los bioinsumos en la agenda pública depende en gran medida de su integración en infraestructuras institucionales y reglamentarias previamente diseñadas para los agroquímicos, aseguran los investigadores Frédéric Goulet y Matthieu Hubert.
En su artículo "Los bioinsumos de uso agropecuario en Argentina: las políticas públicas para acompañar las transiciones hacia una agricultura sostenible", publicado en el blog del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), se focalizaron en el rol del sector público en la emergencia y el fortalecimiento de estas tecnologías.
Los bioinsumos de uso agropecuario son herramientas de base biológica, macro o micro organismos, derivados y extractos de plantas, aplicados tanto en el control de diferentes plagas y enfermedades como en la fertilidad de los suelos.
"Para la agricultura convencional, los bioinsumos representan una alternativa al uso de insumos agroquímicos mientras que, para la agricultura orgánica y agroecológica, ofrecen una solución para responder a un crecimiento de la demanda de productos más sanos y respetuosos de la naturaleza", afirman Goulet y Hubert.
Los bioinsumos abren también una reflexión sobre las soluciones tecnológicas que permitirían localizar la producción de insumos, cuando episodios como el Covid-19 mostraron el riesgo de una alta dependencia a importaciones, agrega el trabajo.
Según los investigadores, "la medida del potencial de los bioinsumos está definida por actores muy diversos, poniendo esas tecnologías en la intersección de intereses políticos, sociales, académicos e industriales".
El primero de esos actores en la Argentina es el Estado que, a través de varios programas, promueve la investigación y desarrollo (I+D) e incentiva la adopción de bioinsumos por parte de los productores.
El trabajo destaca que el Estado argentino comenzó a promover buenas prácticas de uso de plaguicidas por parte de los agricultores; sin embargo, el alcance de estas políticas públicas siguió siendo limitado.
En la práctica, los servicios administrativos que apuntan a promover los bioinsumos no arman de la nada una nueva infraestructura decisional o reglamentaria, que actuaría de forma hermética con lo que se hace para los insumos químicos.
Por ejemplo, a pesar de los pedidos de las empresas productoras de bioinsumos, todavía no se armó un sistema regulatorio específico para los bioinsumos, los cuales siguen todavía el mismo camino que los insumos químicos.
No obstante, sostiene el artículo publicado en el blog del organismo de la OEA, "los bioinsumos abren la posibilidad de reconciliar, o por lo menos hacer dialogar, intereses opuestos dentro del ámbito agropecuario.
En ese sentido, considera que "los servicios del Estado se aplican a organizar una transición, a mediano y largo plazo, que permita que todos los actores del sistema actual reorganicen progresivamente sus actividades".
El análisis de políticas públicas permite mostrar que la emergencia de tecnologías alternativas como los bioinsumos ocurre en un sutil equilibrio entre discontinuad y continuidad; y constituye una herramienta fundamental para entender y acompañar los procesos que apuntan a promover una agricultura más sostenible, concluye.