Editorial

Dólar soja: una teoría peor que la otra

Algunos esgrimen ahora profundas divisiones internas en el gobierno, lo cual también tiene asidero. De ser así, el productor está pagando un precio por una disputa de poder que le es ajena. No volverá a confiar.

Claudio Gianni
22 de Septiembre de 2022

Algunos esgrimen ahora profundas divisiones internas en el gobierno, lo cual también tiene asidero. De ser así, el productor está pagando un precio por una disputa de poder que le es ajena. No volverá a confiar.

La primera sensación respecto de la operatoria no autorizada de compra de dólares financieros para aquellos productores que han vendido bajo el sistema del llamado dólar soja, es protestar enérgicamente contra la escasa capacidad del gobierno para manejar cada una de las situaciones que le toca afrontar. También por ocultar la verdadera trama de la propuesta y fallarle una vez más al productor agropecuario.

Los antecedentes de la Administración no hablan precisamente de su habilidad en la toma de decisiones. Una montaña de pobres e indigentes, niveles inflacionarios ubicados en el top five de los peores del planeta, umbrales de endeudamiento interno que asustan, manejo cuestionable de la estrategia sanitaria durante la pandemia. La lista sigue.

Pero en el día de ayer fue creciendo otra teoría, igualmente censurable. Habla de las consecuencias esperables en una estructura de gobierno que ha sido virtualmente loteada, producto de una coalición armada con fórceps para ganar una elección y llegar al poder.

Las tres cabezas de esta entente no comparten demasiados criterios de gestión, y se han venido repartiendo las distintas áreas de gobierno según el caudal de votos que ha aportado cada uno. Se comprenderá la dificultad para que cada dependencia tenga un rumbo coherente a partir de semejante punto de partida.

Sobre esta base, las nuevas versiones indican que el presidente del Banco Central es la cara visible de una disputa entre el titular del Ejecutivo y sus otros dos "socios" en esta historia, que claramente han decidido condenarlo a un papel meramente testimonial. Lejos de resignarse, dicen que quien ocupa el sillón de Rivadavia ha comenzado a usar como ariete al número uno del BCRA para complicarle la vida en principio al ministro de Economía.

Así, Fernández confirmó a Pesce al frente del banco a pesar de que sabe que sus socios no tendrían mayor estima por el funcionario. La nueva versión de la historia supone que el banquero mete la cuchara ante cada medida de Massa, siempre en sentido contrario, y no de manera inocente. En el medio sobrevive cómo puede el secretario de Agricultura, un intermediario cuya figura se desgasta rápidamente.

Es difícil decir cuál de todas las razones esgrimidas en las últimas 48 horas es la que corresponde a la realidad, y probablemente al productor no le interese conocer ese detalle. Sea por incapacidad de manejo o por profundas divisiones internas, el gobierno ha demostrado que no se puede confiar en él. Seguramente esta es la última vez que el hombre de campo resulte perjudicado por esta Administración.

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