Editorial

El trigo es una taba en el aire

Un mercado distorsionado por el Estado, con precios caros para el mundo y resultados muy finos para el productor, debido a las inconsistencias de la macro y el manejo del tipo de cambio. El escenario de cosecha, en tanto, es una incógnita absoluta.

Claudio Gianni
6 de Junio de 2023

Pocas veces el productor argentino ha enfrentado una siembra de trigo tan incierta como ésta. Hay demasiados cabos sueltos, pero no queda otra que tratar de descifrarlos, si es que esto es posible. El agroempresario local viene de una campaña desastrosa y necesita ir por la revancha. Sin el cereal, el tránsito hasta marzo-abril del año próximo se puede hacer interminablemente largo para las cuentas de la explotación.

El punto es que la nueva campaña de trigo está rodeada de acechanzas y la primera de ellas ha sido la humedad disponible. Hasta mediados de mayo eran muy pocos los que tenían condiciones para intentar el cultivo más allá del sur de la provincia de Buenos Aires. El final de ese mes desparramó bendiciones sobre el este de la región pampeana, en algunos casos por demás, pero dejó de a pie a buena parte de Córdoba y el oeste bonaerense.

Se tejieron todo tipo de cálculos sobre el agua útil necesaria para intentar el cultivo, y en donde las lluvias aun se hacen desear estas cuentas mantienen plena vigencia. Por caso, se necesitan al menos 90 mm en el perfil hasta el momento en que comienza la etapa de elongación del tallo; a partir de allí es recomendable que el suelo esté lo más cerca posible de capacidad de campo.

La llegada de El Niño tiene aristas diferenciadas. Los especialistas insisten en que no debería impactar decisivamente sobre los rendimientos del trigo, pero advierten que puede potenciar notablemente a la soja de segunda que venga asociada a él. La experiencia indica que en años Niño estos lotes rinden tanto como una soja de primera. Lleva implícita la idea de que trigo es en realidad trigo/soja y como tal deben evaluarse los números.

¿Cierran o no cierran? Hay evidencias del deterioro de los precios internacionales, aunque en realidad lo que hicieron es salir de los valores exorbitantes que generó la guerra en el Mar Negro, para volver al plano terrenal. Chicago cayó desde unos USD 424 en mayo de 2022 a USD 217 un año después. En el mismo periodo Kansas, el trigo duro similar al nuestro, tocó USD 447 en junio del año pasado, para acabar en torno de los 288 a mediados de mayo último. Históricamente siguen siendo precios nada despreciables.

Ahora la tendencia negativa parece querer revertirse. El mayor productor e importador de trigo del planeta está en problemas. La principal provincia triguera de China, Henan, ha sufrido fuertes daños por intensas lluvias en plena cosecha. Se estima que se han perdido al menos 20 millones de toneladas, y la calidad de lo que pueda recolectarse está bajo sospecha.

Paralelamente la seca se ha instalado en el norte de Francia y la zona de cultivo de primavera ruso. Se empiezan a ajustar los rindes del trigo en ambos países, y la merma podría agravarse en caso de que no se revierta el escenario. Lo mismo le cabe a la castigada Ucrania, que comienza a enfrentar un déficit hídrico importante. La demanda global no pasará sobresaltos, pero ya no estaría tan cómoda como se suponía, sobre todo porque Estados Unidos va hacia una cosecha de trigo de invierno que sería la menor desde 1957.

Es difícil decir si todo esto se reflejará en nuestro país. El Estado se encargó de dinamitar los mercados mediante retenciones, volúmenes de equilibrio, postergación de exportaciones, fideicomisos y otras calamidades por el estilo. De hecho el trigo viene subiendo en Estados Unidos desde la semana pasada, sin que eso se verifique localmente.

Es cierto que tenemos un precio FOB que difícilmente pueda ser competitivo en la arena internacional, menos que menos con la oferta del Mar Negro copando el escenario. Pero integramos un bloque comercial con uno de los importadores de trigo más relevantes del planeta, con ventaja arancelaria y logística. Es verdad que el vecino busca emanciparse, pero aún hay tiempo para intentar mantener intacta la seducción del trigo de las pampas, solo que nuestros políticos van a Brasil a alimentar su populismo y no a atender los intereses del país.

A todas estas tribulaciones propias del intervencionismo hay que agregarle que el cereal se va a cosechar con un nuevo gobierno y quizás otras reglas de juego, si Dios quiere. ¿Dólar unificado en un valor mucho más realista que el actual? ¿Con otro nivel de retenciones? ¿Con libertad para exportar?

Preguntas que por ahora no tienen respuesta, y que son decisivas para la suerte del negocio. La teoría indica que todo debería ser mejor, pero con eso no alcanza para presupuestar con chances de acertar el tiro. Es lo que hay.

Etiquetas:
Suscríbase para recibir notificaciones importantes
CHACRA desea enviar noticias de primerísima mano.
Para aceptar basta con hacer click en el botón "Permitir"