El girasol argentino podría rendir mucho más
Un estudio conjunto de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA), el INTA, ASAGIR, CREA, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires y otras instituciones detectó brechas de rendimiento (la diferencia entre lo cosechado y lo que se podría cosechar) de entre el 34% y el 40% a nivel nacional.
El girasol es una pieza estratégica del agro argentino: se adapta a diversas regiones, accede a mercados diferenciados y aporta estabilidad ante desafíos comerciales y ambientales. Sin embargo, su rendimiento está lejos de alcanzar el techo productivo. Así lo reveló un estudio conjunto de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA), el INTA, ASAGIR, CREA, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires y otras instituciones, que detectó brechas de rendimiento de entre el 34% y el 40% a nivel nacional.
"El cultivo de girasol es estratégico para el país, y aunque los rendimientos son buenos, todavía hay margen para aumentarlos. A ese incremento de kilos por hectárea lo llamamos brecha de rendimiento", explicó Ignacio Rodríguez, primer autor del estudio y profesional del Grupo Don Mario.
La brecha de rendimiento se refiere a la diferencia entre lo que actualmente se cosecha y el potencial alcanzable bajo prácticas agronómicas óptimas. Hoy, los rendimientos alcanzan hasta un 60% del máximo potencial. Según Rodríguez, el objetivo de este nuevo trabajo fue recalcular la brecha para el período 2010-2016 utilizando una metodología novedosa, y, además, identificar sus causas.
Para determinar el rendimiento potencial, el estudio se basó en modelos de simulación, ensayos comparativos y datos de los productores más eficientes del grupo CREA, contrastados con los registros del Ministerio de Agricultura. El análisis abarcó todas las zonas girasoleras del país.
"El modelo CROPGRO fue clave en este estudio", indicó Jorge Mercau, del INTA San Luis. "Nos permitió calcular con precisión el rendimiento potencial del girasol en diferentes condiciones de suelo, clima y manejo, superando las limitaciones de otros métodos más dependientes de ensayos locales".
Según Pablo Cipriotti, docente de FAUBA, las brechas son significativas: "Con el modelo de simulación y los datos de CREA obtuvimos valores medios de 34% para todo el país, mientras que con los ensayos comparativos de rendimiento, el promedio fue del 40%". Las diferencias regionales son notables: en el sudeste bonaerense la brecha ronda el 25%, mientras que en el norte asciende al 50%.
Entre las causas principales del rendimiento limitado se identificaron: una fertilización deficiente en fósforo (P) y nitrógeno (N), el uso de labranza convencional y la adopción de genotipos con bajo potencial productivo. La importancia de estos factores varía según la región: por ejemplo, en el norte del país predominan las pérdidas por labranza convencional, mientras que en el sudeste de Buenos Aires pesa más la subfertilización.
Este nuevo análisis también refinó la zonificación productiva del cultivo. "En nuestro estudio de 2013 teníamos cuatro zonas; ahora son doce, lo que nos permite un análisis más detallado", destacó Antonio Hall, Profesor Emérito de la UBA y del CONICET. El sistema Global Yield Gap Atlas, junto con el Relevamiento de Tecnología Agrícola Aplicada (ReTAA) de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, fueron fundamentales para esta actualización.
El trabajo, publicado en la revista Field Crops Research, no solo representa un avance técnico en el conocimiento del cultivo, sino también un ejemplo de colaboración entre el sector público y privado. Con una adecuada estrategia de manejo, los especialistas coinciden en que el girasol argentino tiene aún mucho más para dar.
Fuente: Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA), INTA, ASAGIR, CREA, Bolsa de Cereales de Buenos Aires, Field Crops Research.