"No se trata de fertilizar más, sino de fertilizar mejor", sostuvo Díaz Zorita
En el Simposio de Fertilizar 2025, Martín Díaz Zorita alertó sobre la falta de análisis de suelo y asesoramiento técnico en el campo. Mejorar el conocimiento del lote puede aumentar la productividad agrícola hasta un 27%.
En el marco del Simposio de Fertilizar 2025, el investigador independiente Martín Díaz Zorita dialogó con Chacra sobre la importancia estratégica que tiene el suelo como eje de los sistemas productivos. Durante su exposición, dejó en claro que la inversión en su conservación y manejo no solo es necesaria, sino urgente.
"El suelo es el elemento complejo en el cual las raíces de un cultivo se desarrollan. Esa solución del suelo contiene agua y nutrientes, que permiten primero el crecimiento de las raíces y luego el de las plantas y, en definitiva, forman rendimiento", explicó Díaz Zorita.
El investigador advirtió que cuando un cultivo no logra desarrollar adecuadamente sus raíces, se inicia un proceso de degradación que compromete toda la eficiencia productiva. Más allá de la pérdida de nutrientes, el verdadero problema es la pérdida de capacidad del suelo para generar poros, retener agua y sostener la producción a lo largo del tiempo.
"La inversión en conservación de suelos es conservar el recurso más importante. Es lo que nos permite, en situaciones tanto de secano como de riego, ser eficientes en el uso del agua y, en definitiva, producir materia seca y rendimiento, sin importar la geografía del país", sostuvo.
Consultado sobre si los productores están invirtiendo actualmente en el manejo del suelo, Díaz Zorita afirmó que sí, aunque con matices: "Los productores siempre invierten, porque sin producción los sistemas dejan de existir. La pregunta es si esa inversión es suficiente, si es mejorable" y contó que "hoy sabemos que solo en el 20% de los casos realizan análisis de suelo lo que limita el conocimiento del potencial productivo".
Uno de los principales déficits, según explicó, es la subestimación de los rendimientos al momento de planificar. Esa visión conservadora puede parecer prudente, pero en la práctica implica decisiones erradas sobre fertilización, densidad de siembra y otros aspectos críticos de la planificación agronómica. "Nos alegramos porque los rendimientos son mayores a los esperados, pero en realidad deberíamos preocuparnos por haber subestimado esa decisión. Estamos condicionando la oferta de nutrientes y muchas otras decisiones clave", subrayó Diaz Zorita.
Para el especialista, mejorar es posible, y el camino pasa por incorporar más análisis de suelo, estimar mejor los rendimientos, diversificar los nutrientes considerados (no solo nitrógeno y fósforo) y aplicar en los momentos adecuados para cada región.
"Solo haciendo esos deberes hoy podríamos mejorar la producción global de la agricultura en un 17%. Y si intensificamos esas prácticas, podemos sumar otro 10%. Es decir, tenemos mucho por mejorar solo con conocer más", afirmó.
Uno de los puntos más críticos que señaló Díaz Zorita fue la situación de la soja, el cultivo que, paradójicamente, menos análisis de suelo recibe pese a que es donde mayor impacto tendría una mejora en la planificación. "Hay una creencia de que la soja responde menos. Se piensa: ‘esto a mí nunca me va a llegar'. Y en realidad es el cultivo donde más impacto hay. Como no conocemos dónde estamos, decidimos fertilizar menos superficie, cuando podríamos estar haciéndolo mucho mejor", advirtió.
Finalmente, apuntó a una de las claves que, según él, está faltando en el esquema actual: el asesoramiento técnico directo. "Nos están faltando ingenieros agrónomos en el terreno; profesionales que ayuden en la planificación, en la toma de decisiones, que sean parte del proceso", señaló Diaz Zorita y resaltó: "No le estamos diciendo al productor que fertilice más, sino que fertilice mejor, le estamos diciendo conozca más sus expectativas, tenga confianza en sí mismo y utilice nuevas herramientas".
Entre esas herramientas, mencionó no solo las ligadas al conocimiento técnico, sino también las financieras y de gestión del riesgo, como los seguros agrícolas, que brindan un soporte vital en un contexto cada vez más incierto.
En tiempos de cambios climáticos y mercados volátiles, profesionalizar cada decisión puede ser la diferencia entre sostenerse o desaparecer y todo comienza, según Díaz Zorita, por mirar el suelo y entenderlo.