Campaña triguera

Una vuelta a lo grande

El cereal de invierno revalidó su protagonismo. El análisis sobre tecnología aplicada de técnicos de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires.

Chacra
19 de Enero de 2018

Mientras que la cosecha de trigo transita su tramo final, es posible realizar una evaluación sobre los aspectos más relevantes de la campaña, la cual estuvo marcada por una expansión en el área de siembra acompañada por una mejora en la tecnología aplicada, aspectos que se vieron restringidos por los excesos hídricos. A partir de la campaña de trigo 2016/17 se revirtió la tendencia negativa que venía experimentando la superficie ocupada por el cereal y la aplicación de tecnología debido a un cambio en el esquema comercial del commodity.

Según el Relevamiento de Tecnología Agrícola Aplicada (ReTAA) de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, el segmento de alta tecnología de trigo representó el 34% de la producción en la campaña 2016/17. Este dato comparado con el 17% que arrojaba la medición en la campaña 2014/15, demostró el mayor interés en el cultivo por parte de los productores, mejorando no sólo en la participación de gramíneas dentro de las rotaciones, sino también una mayor inversión en el cultivo.

Al evaluar el período de siembra de los últimos años, la cantidad promedio de semilla utilizada en Argentina fue disminuyendo hasta la campaña 2016/17, donde la densidad de siembra aumentó a 108 kilos/Ha. probablemente a raíz de una mayor participación de materiales de ciclos cortos y al retraso en la fecha de siembra del trigo debido a los excesos hídricos. Si se analizan casos regionales como el sur de Córdoba o el sudeste de Buenos Aires, se puede observar una tendencia similar, aunque con variaciones más significativas entre campañas.

En relación a la mejora de la tecnología aportada al cultivo, uno de los aspectos más destacados fue la fertilización, que a nivel nacional registró un aumento en las dosis de fertilizantes aplicados y en el área fertilizada basada en una mejor planificación. Durante la campaña 2016/17 se aplicaron en promedio 59 Kg. de N/Ha. y 13 Kg. de P/Ha., datos que demuestran un incremento del nitrógeno aplicado de casi 20 kilos y de 3 kilos para fósforo en relación a la medición 2014/15. Esta mejora en fertilización también se observó en un mayor muestreo de suelos: el porcentaje de productores que realizaron análisis pasó del 15% (campaña 2014/15) al 22% en la campaña 2016/17.

En el sur de la provincia de Córdoba, se destacó la aplicación a la siembra de mezclas arrancadoras de mayor eficiencia y aprovechamiento por parte del cultivo. En esta zona, la cantidad promedio aplicada de fósforo fue de 14 Kg./Ha. y la de nitrógeno de 59 Kg./Ha.

Por otro lado, en el sudeste de la provincia de Buenos Aires, si bien las cantidades de fertilizantes aplicados por hectárea mejoraron notablemente, los excesos hídricos impidieron completar parte de los planes de fertilización. En esta zona, la aplicación promedio de nitrógeno fue de 88 Kg./Ha. y la de fósforo de casi 20 Kg./Ha., valores que representaron aumentos de 22 y 3 kilos por hectárea respectivamente en relación a la campaña 2014/15.

En relación a la protección del cultivo se destacó la aplicación de algunos productos de mayor tecnología en relación a los tradicionales, con nuevas formulaciones que implican menores dosis de aplicación, más amigables con el medio ambiente y representan una mayor inversión.

En materia de herbicidas, se registró mayor aplicación de productos selectivos para trigo en pre y post emergencia. Algunos de ellos fueron mezclas de principios activos con distinto modo de acción para controlar malezas de hoja ancha y gramíneas.

En lo que respecta a la aplicación de fungicidas se registraron más aplicaciones preventivas que en campañas previas, debido a las condiciones de humedad ambiente con una mayor participación de productos mezcla. Si bien las mezclas de estrobirulinas más triazoles a nivel nacional representaron en promedio el 83% del volumen de los fungicidas aplicados en la campaña 2016/17, es importante mencionar que las mezclas que contienen carboxamidas en la formulación, comenzaron a cobrar mayor participación. Estas moléculas son relativamente nuevas en el mercado, poseen un modo de acción diferente y presentan mayor eficacia y residualidad que las estrobirulinas y triazoles.

En base al Panorama Agrícola Semanal (PAS) de la Bolsa de Cereales, en la campaña 2017/18 se implantaron 5.450.000 hectáreas con el cereal en todo el país, un 5 % superior a las 5,2 MHas incorporadas en ciclo previo. Aunque la intención de siembra por parte de los productores era mayor, los excesos hídricos que se acumularon durante los meses de julio y agosto en regiones como el sur de Córdoba y Santa Fe, centro y oeste de Buenos Aires y norte de La Pampa, impidieron el avance de las sembradoras por falta de piso y limitaron una mayor expansión del área triguera.

Sin embargo, a nivel regional la buena oferta hídrica en el norte argentino permitió aumentar la participación del trigo en la rotación agrícola, alcanzado las 720.000 hectáreas entre el NOA y NEA. Situación similar ocurrió en el sudeste de Buenos Aires, región que tuvo la oportunidad de recuperar el área que no pudo ser sembrada en la campaña 2016/17, registrando una expansión interanual del 30 %. Dichas zonas, junto con el Centro-Norte de Santa Fe y el Núcleo Norte, permitieron compensar las pérdidas en la intención de siembra con trigo en aquellos ambientes afectados por el clima y lograr un aumento a nivel nacional de 250.000 hectáreas para la presente campaña.

A pesar del contexto climático por el cual atravesaron algunas regiones trigueras, el avance de siembra para la campaña 2017/18 fue similar al promedio de las últimas cinco campañas. Sólo durante el mes de julio la siembra superó al avance promedio, impulsada por las buenas condiciones de humedad en el perfil, que posteriormente finalizaron con la acumulación de excesos hídricos que impidieron la concreción de los planes de siembra en Buenos Aires y La Pampa.

El clima húmedo, las abundantes precipitaciones y las inundaciones que se acumularon en las regiones del centro y sur del área agrícola no sólo ejercieron una fuerte presión sanitaria, sino que también provocaron una pérdida de 150.000 hectáreas que se encontraban en emergencia al momento de mayor exposición. El crecimiento y desarrollo del trigo se caracterizó por presentar una fuerte incidencia de enfermedades foliares, principalmente roya y mancha amarilla, que debieron ser controladas con varias aplicaciones por parte de los productores.

Rindes de la actual campaña

Los primeros lotes de trigo 2017/18 recolectados se concentraron sobre la región del NOA, con rendimientos que se ubicaron por debajo de las expectativas relevadas al inicio de la campaña, con productividades entre los 9 qq/Ha y 12 qq/Ha. La buena humedad que se registró durante la siembra, y que permitió una expansión del área no se mantuvo durante el resto del ciclo fenológico, provocando un déficit hídrico en etapas críticas de floración y llenado de grano. El rinde promedio alcanzado fue de 10,2 qq/Ha, un 10 % inferior a los 11,4 qq/Ha que se recolectaron en la campaña 2016/17.

Situación similar ocurrió en el centro del Chaco y Santiago del Estero (NEA), aunque el promedio fue superior y alcanzó los 14,1 qq/Ha. La región acumuló una producción total de 480.000 toneladas, superando en un 71 % al promedio de las ultimas 5 campañas (Producción NEA 2012/13 a 2016/17: 280 mHas).

Sobre el Núcleo Norte y Núcleo Sur los rendimientos fueron óptimos, con picos de producción de hasta 60 qq/Ha, y promedios que se ubicaron entre los 43 qq/Ha y 45 qq/Ha. En ambas regiones, los ambientes altos lograron buenas productividades que pudieron compensar las pérdidas de área por inundaciones y anegamientos durante el invierno. Se estima que cerca de 30.000 hectáreas implantadas con trigo fueron afectadas por los excesos hídricos, sin embargo, los buenos rendimientos permitieron acumular un volumen superior a las 5.000.000 toneladas.

En la provincia de Buenos Aires el desarrollo de la campaña triguera fue muy heterogénea entre cada subregión, arrojando rendimientos con una fuerte variabilidad en función del tipo de ambiente, la fecha de siembra y la condición de humedad a lo largo del ciclo fenológico. En el oeste de la provincia, región más afectada por las inundaciones, la cosecha continúa avanzando con productividades que se ubicaron por encima de las expectativas que se relevaron en los meses de mayor incidencia de excesos hídricos. Aunque se estima un buen volumen cosechado que superaría las 1.500.000 toneladas, la reducción en el área sembrada y la pérdida de 10.000 hectáreas a lo largo de la campaña, provocarían una reducción en la producción regional cercana al 19 %.

En paralelo, la cosecha de los núcleos del sudeste y sudoeste de Buenos Aires también avanza sobre los lotes en madurez fisiológica. Si bien se continúan recolectando buenos rindes promedios, en algunos sectores las heladas tardías que se registraron durante el mes de noviembre provocaron una reducción sobre el potencial de rendimiento.

Tomando como base que el ciclo 2016/17 registró una expansión del área triguera del 27 % acompañada por un incremento importante de planteos de alta tecnología, la producción acumulada fue récord luego de 17 campañas agrícolas, reflejada también en el rendimiento medio nacional. Ante un contexto climático similar y un mejor manejo tecnológico, es de esperar que la campaña 2017/18 finalice con valores productivos superiores al año previo. Bajo este escenario, la cosecha de trigo podría registrar un nuevo récord de producción de 17.000.000 toneladas y superar en 200.000 toneladas al ciclo 2016/17. 

Sofia Gayo, Depto. Inv. y Prospectiva Tecnológica, BCBA

Gonzalo Hermida, Depto. Estim. y Proyecciones Agrícolas, BCBA

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