Editorial

De mal en peor

Recta final hacia las PASO con indicadores económicos muy adversos y dólares alternativos desatados ante un Banco Central sin poder de fuego. Temor por el día después.

Claudio Gianni
8 de Agosto de 2023

La del lunes fue otra jornada particularmente compleja para una economía que viene dejando girones en el camino. El nivel de incertidumbre es enorme. Todo está en el aire. El largo plazo llega hasta las PASO, no mucho más de ahí.

No hay ninguna noticia positiva de dónde agarrarse, y los actores económicos lo saben. Encaramos los últimos días que llevan hacia las elecciones primarias en la Argentina con un panorama ciertamente alarmante. De hecho el propio gobierno está tomando recaudos ante lo que pueda ocurrir el próximo lunes. Un resultado muy negativo para su ministro candidato puede empeorar las cosas hasta límites insospechados. Massa y los suyos buscan blindar la situación, al menos por algunos días: el viernes llegaría un vuelo con 600 millones de dólares desde Estados Unidos, con la aparente intención de apagar cualquier corrida que pueda producirse.

El momento es delicado, con alta presión sobre el dólar paralelo y los financieros, una brecha cambiaria que no mejora en absoluto y es una de las grandes responsables de la crisis que nos agobia, ante la imposibilidad de contener la caída de las reservas del Banco Central, a pesar de que el gobierno acelera la depreciación del dólar oficial y trata desesperadamente de bloquear importaciones. Se estima que el lunes el tipo de cambio oficial trepó a un ritmo del 15% mensual, equivalente al 425% anual.

El dólar blue voló en la City, para acomodarse en torno de los $600. Está claro que el BCRA no tiene poder de fuego para frenarlo. Carece de reservas y no puede seguir subiendo una tasa que ya está en la estratosfera. Los futuros del Rofex no encuentran límite, el mercado ha perdido la fe en la capacidad del gobierno para revertir este escenario.

La inflación no acierta a desacelerarse y la actividad empieza a frenarse. Para pagarle sumas al FMI que no son exorbitantes, la Administración recurre a deuda de corto plazo con terceros. Los parches son cada vez más precarios y sus resultados más efímeros. Pero además, han despertado todo tipo de dudas respecto de la reactivación del supuesto segundo swap chino. Tampoco se sabe demasiado acerca de las exigencias de Beijing para habilitarlo.

El recelo respecto del día después no obedece solo a la posibilidad de algún desborde todavía mayor en los dólares alternativos. Además se teme que el Fondo cambie la postura y presione con exigencias mucho más elevadas para desembolsar los USD 7500 millones que aparentemente están en danza. Las huestes de Georgieva planean hacer una nueva revisión en noviembre.

En tanto, las reservas netas del Central se hunden en derredor de los USD 10 mil millones negativos, y están a una distancia sideral de lo que serían las nuevas metas del prestamista internacional. El stock es el más bajo desde 2006, y la novedad es que también retroceden las reservas de oro y no está claro para qué se están usando ¿Pagos directos, garantías, quien sabe?

Hace diez meses que el dólar MEP no para de subir, y va acompañando a la inflación. Se sospecha la intervención en el mercado con dólares que no son propios, un mecanismo que no podrá sostenerse mucho tiempo más.

A los importadores se les deben USD 37 mil millones, el 35% de eso se acumuló desde marzo a la fecha. Es otro lastre junto con los 17 billones de pesos en Leliqs que le quedará al próximo gobierno; la deuda interna equivale al 270% de la base monetaria y al 13% del PBI. No se pueden cargar las tintas sobre la sequía ni el gobierno anterior, a ciencia cierta ninguna administración tomó tanta deuda como la de Alberto Fernández, resultado del déficit fiscal acumulado.

Todo indica que tal como sucedió con el anterior dólar agro, el actual no logrará sacar al Central de este embrollo, a pesar de las más de 5.5 millones de toneladas de maíz operadas y los USD 1600 millones liquidados. Es un símbolo de la magnitud de la crisis, y obliga a pensar cuanto más complicado se pondrá esto un vez que concluya este programa con una paridad cambiaria diferenciada.

Está claro que la situación ya no tiene muchas vueltas. Una vez definidas las PASO, el gobierno debería sentarse con los representantes de las coaliciones mejor ubicadas y delinear medidas para el interregno entre el presente y el lejano mes de diciembre. No se puede esperar a octubre; las urgencias son enormes.

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