Maíz

¡Atención a las nuevas enfermedades!

En la campaña anterior se encontró maíz afectado por Burkholderia andropogonis, una bacteria que hasta el momento sólo se había presentado en trigo y sorgo

INTA
28 de Enero de 2016

En las últimas campañas el cultivo de maíz ha sufrido transformaciones en varios aspectos como la ampliación de su zona geográfica de producción, con consecuente diversificación de las condiciones agroclimáticas, el aumento de frecuencia en las rotaciones, las siembra tardías, adopción de materiales templados en zonas subtropicales, entre otros, los que sumado a las condiciones climáticas de los últimos años complejiza su manejo tradicional.

Este diverso panorama, afecta también a las enfermedades, habiéndose detectado nuevas patologías en el país; enfermedades circunscriptas a zonas específicas han ampliado su distribución demostrando una gran adaptación a diversas condiciones ambientales. La mayor frecuencia de rotación genera una presión sobre los patógenos que logran, en algunos casos, salvar barreras específicas y desarrollarse exitosamente sobre nuevos cultivos. El maíz comparte gran cantidad de patógenos principalmente con trigo, sorgo y otras gramíneas forrajeras. Las bacteriosis foliares son un grupo de enfermedades que ilustran perfectamente estos cambios. Desde las primeras observaciones de síntomas, 7 campañas atrás su distribución se amplió notablemente hasta encontrarse, situaciones con niveles altos de severidad en todas las regiones productoras del país.

La presencia de diversas sintomatologías sobre las hojas de maíz hace necesario un diagnóstico preciso de las enfermedades para poder discriminar cada problemática en particular, ya que las mismas tendrían muy diferentes intervenciones sobre el manejo del cultivo. Siendo la detección correcta de enfermedades unas de las herramientas fundamentales del manejo integrado de enfermedades.

En la campaña 2014/2015, en la EEA INTA-Pergamino se detectaron manchas foliares necróticas con síntomas atípicos para las patologías frecuentes. Los mismos inicialmente son manchas pequeñas de 1 a 4 mm de diámetro de borde irregular y color marrón claro, ocasionalmente rodeadas de halo clorótico. Estas lesiones se extienden en forma rectangular bien definida internervalmente hasta alcanzar unos 4-5 mm de ancho y 10-15 cm de largo, en ocasiones coalescen. Dentro de la mancha el tejido necrótico se torna claro y translúcido, con marcas de crecimiento. La zona de avance de la lesión tiene aspecto acuoso. De los tejidos frescos se hicieron aislamientos, obteniendo abundantes colonias blanquecinas, pequeñas. 

Mediante el análisis se identificó Burkholderia andropogonis. Existen en el país citas de esta bacteria en sorgo, mientras que no se tenía registro de su presencia en maíz. ). Los síntomas de esta patología pueden confundirse con los de Cercospora zeae-maidys y también con daño de insectos como los de estados iniciales de minador de hoja (Fam. Agromycidae).

La presencia de diversas sintomatologías sobre las hojas de maíz hace necesario un diagnóstico preciso de las enfermedades para poder discriminar cada problemática en particular, ya que las mismas tendrían muy diferentes intervenciones sobre el manejo del cultivo. Siendo la detección correcta de enfermedades unas de las herramientas fundamentales del manejo integrado de enfermedades.


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