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Declaran a la cotorra como especie perjudicial para la producción

Esta medida busca atender los crecientes daños que la cotorra genera en cultivos frutícolas y extensivos.

Chacra
6 de Enero de 2025

 El Ministerio de Desarrollo Económico y Productivo, a través de la Subsecretaría de Fauna, emitió una resolución declarando a la cotorra (Myiopsitta monachus) como especie perjudicial para la producción. Esta medida busca atender los crecientes daños que esta especie genera en cultivos frutícolas y extensivos, especialmente en los Valles de Río Negro y Neuquén, donde su población ha crecido significativamente en los últimos años.

La resolución se enmarca en el trabajo articulado de una mesa interinstitucional integrada por el Ministerio, el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), la provincia de Neuquén, las cámaras frutícolas, productores y especialistas en fauna. Este espacio tiene como objetivo desarrollar estrategias de control sostenibles y efectivas para mitigar los daños sin buscar la erradicación total de la especie.

En las últimas temporadas viene aumentando el número de denuncias de productores por los daños provocados por las cotorras. Estas aves generan perjuicios significativos en flores, brotes y frutos en desarrollo o listos para la cosecha, afectando especies de pepita, carozo y frutos secos. Atacan en bandadas y dejan tras su paso un impacto devastador que compromete directamente la productividad económica de las explotaciones.

El impacto se evidencia en toda el área productiva del Alto Valle, Valle Medio y Valle Inferior del norte de la Patagonia, con frutas mordidas y destruidas, una situación que compromete tanto la calidad como la cantidad de la producción.

Desde el Ministerio se destaca la importancia de trabajar en conjunto con todos los actores involucrados para implementar medidas de control que respeten el equilibrio ambiental y permitan a los productores proteger sus cultivos y continuar desarrollando una fruticultura sostenible en la región.

La cotorra: una especie perjudicial para la producción agropecuaria

La cotorra, también conocida como cotorra argentina o Myiopsitta monachus, es un ave que genera un creciente problema para los productores agropecuarios en distintas regiones, especialmente en América del Sur. Aunque puede parecer inofensiva por su aspecto simpático y social, esta especie representa un verdadero dolor de cabeza para agricultores y ganaderos.

¿Qué es la cotorra argentina?

La cotorra es una especie nativa de Sudamérica, especialmente abundante en Argentina, Paraguay, Uruguay y el sur de Brasil. Es fácilmente reconocible por su plumaje verde, pecho grisáceo y su chillido estridente. A diferencia de otras aves, construye nidos comunales enormes, generalmente en árboles o estructuras altas como postes eléctricos.

¿Por qué se considera una plaga?

A lo largo de los años, la cotorra ha pasado de ser una curiosidad del paisaje rural a convertirse en una plaga dañina para múltiples sectores de la producción:

1. Daños a cultivos agrícolas

  • Atacan cultivos como maíz, girasol, sorgo, trigo, frutales y hortalizas.

  • Arrancan granos antes de que maduren completamente.

  • Pican frutos, pero no los consumen enteros, generando grandes pérdidas por desperdicio.

2. Daños en instalaciones rurales

  • Sus nidos comunales pesan hasta 200 kg, lo que provoca la caída de postes eléctricos o la obstrucción de maquinarias.

  • Hacen nidos en estructuras humanas como galpones, antenas, molinos y tendidos eléctricos.

3. Impacto en la ganadería

  • Algunas investigaciones sugieren que transportan semillas de malezas o parásitos en su plumaje y nidos.

  • Su presencia excesiva altera el comportamiento de otros animales, generando estrés en aves de corral o en animales estabulados.

Características que agravan el problema

  • Alta capacidad reproductiva: pueden reproducirse varias veces al año, con nidadas de 4 a 8 pichones.

  • Tamaño de las bandadas: forman bandadas de hasta cientos de individuos, lo que maximiza los daños.

  • Gran adaptabilidad: se instalan tanto en zonas rurales como periurbanas, adaptándose rápidamente a distintos ambientes.

Zonas más afectadas

En Argentina, las provincias más perjudicadas incluyen:

  • Buenos Aires

  • Santa Fe

  • Entre Ríos

  • Córdoba

  • La Pampa

Sin embargo, su expansión avanza hacia el noroeste y también al sur, donde antes no eran habituales.

Medidas de control y manejo

Controlar a las cotorras es difícil y controversial, pero se han implementado diversas estrategias:

1. Métodos físicos

  • Destrucción de nidos (requiere permiso del ente regulador).

  • Colocación de espantapájaros acústicos o visuales.

  • Uso de redes o cobertores para proteger cultivos sensibles.

2. Métodos químicos y tóxicos

  • El uso de cebos tóxicos está regulado y en muchos casos prohibido por el impacto en otras especies.

  • Deben aplicarse solo bajo autorización oficial (por ejemplo, SENASA en Argentina).

3. Control biológico

  • Investigación sobre depredadores naturales (halcones, búhos).

  • Estudio de métodos que limiten la reproducción sin afectar otras especies.

4. Tecnología y drones

  • Algunos productores están comenzando a usar drones para espantarlas en forma automática y programada.

Regulación legal

La cotorra no está considerada una especie protegida en muchas provincias, por lo que su control puede autorizarse. Sin embargo, se exige:

  • Justificación de daños.

  • Plan de manejo presentado ante autoridades como el SENASA o ministerios provinciales de ambiente o agricultura.

¿Tiene alguna utilidad la cotorra?

A pesar de los daños que provoca, también cumple ciertos roles ecológicos como:

  • Dispersión de semillas (aunque muchas veces de malezas).

  • Alimentación de aves rapaces.

Sin embargo, en zonas agrícolas, los perjuicios superan ampliamente los beneficios.

Conclusión

La cotorra argentina se ha convertido en una amenaza creciente para la producción agropecuaria, especialmente por su inteligencia, adaptabilidad y capacidad de reproducción. Afrontar este problema exige medidas integradas de manejo, legislación clara y, sobre todo, conciencia colectiva. No se trata de erradicarla por completo, sino de convivir inteligentemente, minimizando su impacto en la economía rural.

 Edición mayo - abril 2025

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