Agricultura

Entre Ríos exporta el 65% de su maíz pese a poder autoabastecerse

Un informe conjunto de la Bolsa de Cereales y la UNER analiza el comportamiento del mercado provincial y propone soluciones para fortalecer el abastecimiento interno y agregar valor local.

Chacra
6 de Mayo de 2025

 Llegada la cosecha del maíz, el productor tiene varias opciones de decisión en cuanto a su producción: destinarla a exportación liquidando en puerto, acopiarla en campo propio, comercializarla con el acopiador o destinarla a los sectores de transformación en proteína animal. La Bolsa de Cereales de Entre Ríos junto a la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Entre Ríos realizaron un análisis sobre el tema.

La demanda entrerriana de maíz, estimada en aproximadamente 3,1 millones de toneladas, generalmente supera a la producción, la cual promedia 2,1 millones de toneladas en las últimas cinco campañas. Por lo tanto, la provincia podría utilizar la totalidad de su producción para abastecer su consumo y únicamente comprar a otras provincias el déficit, reduciendo costos logísticos.

En la Figura 1 se muestra el balance entre la producción y demanda de maíz a nivel departamental en función del ciclo agrícola 23/24 y el consumo anual en el año 2024.

Pero ¿qué ocurre en Entre Ríos?

A partir de los datos del "sistema de consulta de origen provincial de las exportaciones" publicado por el INDEC, entre el periodo 2018 - 2024, el 65% de la producción entrerriana de maíz se exportó, mientras que se puede estimar que el 35% restante fue para cubrir la demanda local.

Un estudio realizado por Gange, Martínez y Curto en 2021 afirma que, entre el periodo 2000 - 2018, se exportó anualmente, en promedio, el 70% de la producción de la campaña de maíz.

En la Figura 2 se observa el comparativo anual de producción y exportaciones.

¿Por qué se importa maíz en determinadas épocas del año cuando la provincia puede, en cierto punto, autoabastecerse?

El pico de oferta del maíz en la provincia se da en la cosecha (marzo a abril), ya que en Entre Ríos el 85 % del área se corresponde al maíz de primera.

Sin embargo, la demanda por parte de la industria animal es constante a lo largo del año, por lo que el productor podría abastecerla.

En nuestro país, según el estudio realizado por Calzada y Calivari en 2017, los productores y empresas agropecuarias afrontan sólo el 30% de los costos y gastos con fondos propios, mientras que el restante 70% se lleva a cabo con financiamiento de terceros, mediante bancos, corredores, acopios, cooperativas, proveedores de insumos, entre otros. Dicho compromiso de pago con terceros genera que el productor se vea obligado a liquidar lo más rápido posible y al mejor precio para cumplir con los compromisos contraídos, sin dejar lugar a la opción de retener en el campo para comercializarlo cuando él lo disponga.

La campaña 2023/2024 de maíz fue récord en la provincia, pero si se considera las últimas diez campañas, la producción promedia 1.878.359 toneladas, por lo que la importación desde otras provincias en diferentes momentos del año rondaría 2,6 millones de toneladas.

A partir de los datos de SIO-Granos de los últimos cinco años, es posible analizar cómo se mueve el maíz en la provincia, la cual posee una demanda mensual constante, una oferta propia limitada en el tiempo y un gran nivel de exportaciones.

Durante los últimos cinco años, si bien la cosecha se realiza entre marzo y abril, es en enero y febrero donde mayores cantidades de maíz se comercializa.

En la Figura 3 se muestran los movimientos mensuales de maíz en la provincia, durante los años 2020-2024.

Primer trimestre: Se concentra más de un tercio del total de los envíos a Rosario, y alrededor del 38% de los envíos anuales dentro de la provincia. En marzo principalmente, mes de cosecha, es donde más envíos a puerto se realizan, y los movimientos intraprovinciales son importantes. No se ejecutan niveles significativos de envíos desde otras provincias en estos tres meses iniciales del año.

Segundo trimestre: Con la cosecha finalizada, podemos ver que en abril se comercializan grandes volúmenes tanto a puerto de Rosario como dentro de la provincia, mientras que luego en mayo y junio esto decrece significativamente dando paso a elevados volúmenes de envíos que llegan desde otras provincias (principalmente en junio). Se podría decir que la demanda mensual durante en mayo y junio se abastece de maíz de otros puntos del país.

Tercer trimestre: Se dan los menores movimientos del año. Aumenta el volumen exportado y disminuyen las importaciones. La demanda local parece abastecerse con el alto stock importado en junio, ya que sólo en agosto se observa dinamismo dentro de la provincia. Las operaciones interprovinciales muestran una tendencia decreciente a lo largo del trimestre.

Cuarto trimestre: En los últimos tres meses del año se observa un muy bajo nivel de envíos a Rosario (sólo el 15% de todo el año), mientras que aquí la provincia recibe el mayor caudal de maíz desde otros puntos (cerca del 30% del maíz que otras provincias destinan a Entre Ríos se recibe durante estos meses). Los envíos dentro de nuestro territorio son limitados.

Variables que explican la tendencia a la exportación

Al observar la serie 2018-2024 de la pizarra Rosario en dólares, es posible observar que en los meses de marzo, abril y mayo se presenta la mayor cotización anual, excepto situaciones puntuales. Estados Unidos es el principal oferente, seguido por Brasil (y en un porcentaje mucho más pequeño, nuestro país), el precio encuentra su pico máximo durante abril y mayo ya que, en junio aumentan los stocks mundiales por la cosecha brasileña, y de octubre a marzo se da la cosecha estadounidense.

Si el productor decide acopiar en campo propio, incurre en un costo de almacenamiento, al mismo tiempo que asume un costo de oportunidad asociado a postergar la venta inmediata, en función de la expectativa de obtener mejores precios en el futuro. En un informe técnico elaborado por Bartosik y Urcolá en 2021, se estima que el maíz presenta un costo aproximado de 3,28 U$S por tonelada al acopiarse en silos bolsa con una capacidad de 200 toneladas de maíz por bolsa, valor que disminuye al elevar la cantidad de bolsas anuales, al estar compuesto mayoritariamente por costos variables.

Los productores suelen utilizar la liquidación de la cosecha como principal fuente de financiamiento para la adquisición de insumos destinados a la siguiente campaña. Por otro lado, la retención del grano en el establecimiento implica asumir el costo de oportunidad del capital inmovilizado, al no generarse ingresos ni contar con liquidez inmediata.

En la práctica, en las operaciones con empresas integradoras del sector avícola, los plazos de pago se extienden entre 45 y 60 días. Si los sectores demandantes contaran con herramientas disponibles de financiación para poder efectuar inmediatamente el pago a productores, podría eliminarse este costo financiero del productor del cereal, el cual encuentra en dicho motivo un obstáculo para colocar la producción en el mercado interno.

A modo de conclusión, sería interesante encontrar una herramienta financiera que le permita al sector demandante un medio de pago más ágil en el tiempo, lo cual reduciría gastos de transporte a otras provincias e incrementaría el valor agregado del maíz generado dentro del territorio provincial.

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