Invertir bajo tierra
Especialistas promueven la aplicación de paquetes de buenas prácticas agrícolas, que incluyen rotación de cultivos y fertilización.
“La intensificación productiva registrada en la Región Pampeana sin las rotaciones adecuadas ni los niveles de reposición de nutrientes necesarios, determinó la disminución paulatina de la calidad de los suelos”, advierte Roberto Casas, director del Centro para la Promoción de la Conservación del Suelo y el Agua (PROSA), de la Fundación para la Educación, la Ciencia y la Cultura (FECIC), y autor del libro El deterioro del Suelo y del ambiente en la Argentina (2015).
Miguel Taboada, director del Instituto de Suelos del INTA, coincide desde un enfoque similar “en los últimos años el productor trabajó con bajos niveles de rentabilidad, a causa de una serie de factores entre los que se destacan el descenso del precio de los commodities y la aplicación de retenciones a cultivos como el trigo”.
A partir de la mirada de estos especialistas podría decirse que existen cuatro amenazas principales que tienen los suelos de Argentina: la erosión –se estima que actualmente un 37,5% del territorio argentino está afectado por procesos de erosión hídrica y eólica lo cual representa unas 105 millones de hectáreas en total-, la pérdida de fertilidad –que se reflejan en pérdidas de materia orgánica y son favorecidas por la no reposición de nutrientes-, los procesos de salinización del suelo -muy acentuados por el cambio en el uso de la tierra, que genera cambios hidrológicos, ascenso de capas freáticas ricas en sales ascenso de estas sales a la superficie de los suelos-, y la cuarta amenaza, que son los problemas de pérdidas de calidad de la estructura d los suelos y el desarrollo de compactación.
Qué hacer
"Para salvar estos problemas o mitigarlos, y promover un uso sustentable de los suelos hay que tomar medidas concretas”, asegura Miguel Taboada, y describe pistas en el camino hacia la meta de 150 millones de toneladas de producción de granos.
En lo que respecta a la primera amenaza, la erosión, “la Argentina debería tomar medidas paliativas de protección basadas tanto en sistemas de manejo agrícola como ganadero, en la generación de buenas coberturas en los suelos”. Taboada sugiere en agricultura el uso del sistema de siembra directa en conjunto con rotaciones que incluyan junto con soja a otros cultivos que dejen mucho residuo en los suelos como trigo, maíz, o sorgo. Y en el caso de los sistemas ganaderos, no sobrecargar con cargas por encima de la capacidad forrajera de la pastura o pastizal. Esto implica usar sistemas de manejo ganadero con pastoreo rotativo, que otorguen descansos periódicos y que no dejen el suelo descubierto.
Por otra parte, en zonas críticas como las áreas con pendientes o las laderas de sierras, “es necesaria la adopción de prácticas ingenieriles como pueden ser los cultivos de contorno, las terrazas y las obras de conducción de excedentes de agua”. Y en las zonas semiáridas, es importante intercalar cultivos en franja para atrapar las partículas de los suelos, y evitar el monocultivo, “algo que las provincias donde se hace cultivo de maní ya lo están haciendo, por ejemplo La Pampa y San Luis”, indicó el director del Instituto de Suelos.
La meta a corto plazo de 150 millones de toneladas de granos implica un 50% más de producción, por ende, un 50% más de requerimientos de nutrientes. En lo que respecta la segunda amenaza, “hay que fertilizar”, subraya Taboada, dado que estamos en alerta amarillo o rojo para algunos nutrientes como el fósforo o el nitrógeno. “Si no atendemos el problema de reposición de nutrientes, y no sólo los grandes, sino también los micronutrientes como calcio o potasio, vamos a generar problemas de acidificación de suelos, y la falta de nutrientes va a afectar la capacidad de obtener buenos rendimientos”.
“Es clave combinar buenas rotaciones agrícolas con una política clara de aplicación de fertilizantes”, afirma Taboada. Con análisis de suelos, se puede saber con cuánto tengo que reponer, pero además es necesario elevar la eficiencia en el uso de los fertilizantes donde la normas de buena aplicación - aplicar la dosis correcta, en el momento adecuado, en la ubicación adecuada, y teniendo en cuenta agricultura por ambientes- son ejes fundamentales.
Leé más en la edición papel de Revista Chacra -Febrero 2016. Ya está en todos los kioskos.